Wang Dan es un activista, historiador y profesor nacido el 26 de febrero de 1969. Antes de cobrar notoriedad por su participación en las protestas acaecidas en la Plaza Tiananmen de Pekín, organizaba clases sobre democracia en la escuela de historia de la Universidad de Pekín.
En 1989 tenía solamente 20 años y era uno de los muchos líderes del Movimiento Democrático de China. Esa generación de estudiantes de la Wang Dan formó parte, se preocupaba por situación política del país. Solicitaba la fundación de instituciones democráticas que coadyuvaran en la lucha contra la corrupción.
En respuesta a sus posturas, el gobierno de China calificó a los estudiantes como contrarrevolucionarios y enemigos del gobierno. Difundió su calificativo a través de un editorial que se publicó en People´s Daily. El escrito molestó sobremanera al estudiantado, que solicitó que el gobierno recogiera sus palabras. Pero no obtuvieron respuesta.
En una entrevista concedida años después, Wag Dan señaló que el gobierno Chino pensaba que las protestas mermarían su intensidad, hasta cesar. Su teoría no puso estar más errada: los estudiantes se fueron a la Plaza Tiananmen e iniciaron una huelga de hambre.
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Los sucesos de Tiananmen
La huelga de hambre que se inició el 13 de mayo, recibió un gran respaldo popular. Al punto de que el conflicto tomó las proporciones de un movimiento integrado por varios sectores de la sociedad civil.
A pesar de la magnitud que había cobrado la manifestación, Wang Dan no se imaginaba que la concentración iba a ser reprimida con violencia: “Jamás pensamos que el gobierno enviaría tropas contra su pueblo. Pensábamos que sólo quería asustarnos”. Precisó en 2014.
De manera que todo lo ocurrido le tomó por sorpresa. La noche del 3 de junio, cuando los soldados reprimieron la concentración de la sociedad civil, Wang Dan no estaba en la Plaza Tiananmen. Se encontraba en la residencia estudiantil donde pernoctaba. Un compañero de clase lo puso al tanto de los acontecimientos. “Mi compañero de clase me llamó desde algún lugar de la Plaza Tiananmen. Me dijo que la represión había comenzado. Ha muerto gente”.
Aunque Wang intentó llegar a la plaza, el cerco policial tendido para evitar el acceso hasta Tiananmen se lo impidió. La conmoción y la imponencia se adueñaron de él a tal punto que no pudo pronunciar palabras por varios días.
Persecución y captura
Después de los sucesos de Tiananmen, Wang Dan fue incluido en la lista de los 21 líderes estudiantiles más buscados de China. Pudo mantenerse oculto por varias semanas gracias al apoyo de sus amigos, pero el 2 de julio fue arrestado. Pasó dos años privado de libertad en espera de juicio. Después fue sentenciado a cuatro años de cárcel.
Pasado ese tiempo fue puesto en libertad condicional. Lo injusto de su proceso y encarcelamiento no mermó la voluntad del activista. Siguió difundiendo sus ideas políticas a través de escritos y entrevistas que eran publicados fuera China, como la revista estadounidense Beijín Spring.
A esta publicación le habló de la necesidad de construir una sociedad libre, que mantenga una distancia consciente de los factores políticos. Este tipo de declaraciones provocó que fuera nuevamente apresado en 1995. Se le acusó entonces de conspirar para deponer al gobierno. Un año después, recibió una condena a más de una década en prisión por conspirar para derrocar el Partido Comunista de China.
No llegó a cumplir la totalidad de su pena. En 1998 fue puesto en libertad y obligado a abandonar el territorio Chino. Los medios de comunicación especularon que su liberación fue un gesto de acercamiento de China a Estados Unidos. El entonces presidente de esa nación, Bill Clinton, tenía previsto visitar Pekín en junio de ese año.
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Wang Dan llegó a Nueva York el 23 de abril de ese año. A su llegada a la gran manzana declaró que experimentaba sentimientos encontrados sobre su situación. “Por una parte estoy encantado de respirar con libertad, poder vivir y estudiar en un país libre. Pero me duele haber sido forzado a abandonar mi país y vivir lejos de mi familia y amigos”, dijo al respecto.
El activista Wang Dan tenía 29 años cuando llegó a Estados Unidos con la intención de proseguir con su educación formal. Su meta era convertirse en “un intelectual independiente” y dedicar su existencia a lograr la instauración de un gobierno democrático en China.
El exilio de Wang Dan
El activista comenzó sus estudios en la Universidad de Harvard en 1998. Entres los años 2001 y 2008 logró concluir su maestría y doctorado en Historia de Asia Oriental. En 2009 llevó a cabo investigaciones referidas al desarrollo de la democracia en Taiwán.
Aportó su testimonio en el documental denominado “The Beijing CrackDown” y en el filme “Moving the montain”. Asimismo, ha publicado textos como “Reconstruir China con una amnistía olímpica” y “20 años después de Tiananmen”. Actualmente, se desempeña como docente en la cátedra de ciencias políticas.
Al reflexionar sobre los sucesos de 1989, asegura que no se arrepiente de haber sido parte de esa cadena de acontecimientos. “La democracia llegó al alma de la población normal en China e iluminó a las generaciones futuras”.
Recientemente Wang Dan y otros activistas en pos de la democracia en China, solicitaron una investigación sobre los hechos de la Plaza de Tiananmen, ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El disidente expreso al respecto que “la masacre de Tiananmen no ha terminado aún. El gobierno de China determinó que las víctimas eran criminales y un gran número de exiliados siguen sin poder regresar a su propio país”.
Uno de ellos es Wang Dan quien desde que puso los pies fuera de su nación, manifestó con marcada nostalgia y vehemencia su frustración.
“Marcharme fue una decisión difícil. Fue muy duro saber que no vería a mi familia. Pero, si me negaba a salir de China me esperaría la cárcel. Desde allí no habría podido hacer nada”.
La voz de Wang Dan ha contribuido a que no se olviden los controvertidos hechos de la Plaza Tiananmen.