El modelo económico que prevalece actualmente es lineal; se basa en «producir, usar y tirar» y ahí termina todo. Sin embargo, este modelo de producción y gestión de recursos, bienes y servicios está llevando al planeta al desastre.
El consumo a corto plazo que promueve este modelo es insostenible por la producción de grandes cantidades de desechos. Sus consecuencias se observan no solo al final de la línea de consumo, al no aprovechar elementos que pueden ser reusados o reciclados. Sus consecuencias inciden también al principio, en la producción, pues está demandando constantemente materia prima nueva.
En contraposición al modelo lineal ha surgido el modelo de economía circular, que desarrolla propuestas económicas, medioambientales y sociales para la sostenibilidad del planeta. Aquí puedes ver más.
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La economía circular llegó para «sostenernos»
La economía circular se basa, principalmente, en los conceptos de reducir, reusar y reciclar. Y toma como referencia al resto de la naturaleza, porque el ser humano es el único organismo vivo que genera basura. Los restos que genera la naturaleza son inmediatamente devueltos al sistema para que pasen a formar parte de otros organismos vivos. Se trata de un círculo cerrado en el que todo fluye en equilibrio.
¿Qué propone?
La economía circular propone un cambio radical en nuestros hábitos de producción y consumo. Para lograrlo, es necesario reconocer el «valor» de los desechos y residuos que generamos, que pueden ser reutilizados y reciclados. Pero no solo propone la reutilización y el reciclaje, sino también la reducción y la reparación como formas responsables de consumo. Con una concienciación adecuada, podemos lograr un mayor compromiso de los habitantes del planeta, o sea, de nosotros mismos. Pero, ¿cómo lograrlo con las empresas? La economía circular también representa una ganancia para las empresas, pues reduce los costos de compra de materia prima nueva.
Y es que la extracción de recursos naturales puede llevar al planeta a una situación tanto o más crítica que la producción de residuos y desechos. De continuar con los patrones actuales de producción y consumo, en una población en constante aumento, en pocos años necesitaremos tres veces más recursos naturales. El problema es que solo tenemos un planeta… ¡y es finito!
¿Cómo hacerlo?
Como ya lo hemos señalado, siguiendo el modelo cíclico que se cumple en la naturaleza. El primer paso, reducir. Reducir la producción a lo mínimo que demanda el consumo. Y reducir también el consumo de productos no indispensables. ¿Se requiere el producto? El segundo paso es reutilizar. Un ejemplo puede ser el alquiler de bienes y servicios, que son devueltos para ser reutilizados por otra persona que también lo necesite.
¿Y si el producto cumplió su vida útil? Reciclar, aprovechar todos aquellos componentes que no sean biodegradables para la fabricación de nuevos productos. Pero también existe otro tipo de desechos que pueden ser transformados: los residuos orgánicos sólidos, que pueden representar el 50% de todos los desechos sólidos. Estos podrían ser transformados y generar nuevos mercados –abono, alimento de ganado– y, colateralmente, generar nuevos empleos.
Con tantos beneficios, ¿dónde están las trabas?
Sobre todo, en países menos desarrollados, los problemas surgen por las leyes existentes. En muchos de estos países, la materia orgánica de desecho es clasificada como basura y, por lo tanto, no puede ser vendida. Sin embargo, en este sentido, la oficina de Medio Ambiente de la ONU trabaja para realizar estudios que permitan la implementación de la economía circular. La ONU propone profundizar en las siguientes áreas:
- Mayor conocimiento del ciclo de vida de los productos de forma de optimizar los ciclos de producción.
- Este conocimiento permitiría definir regulaciones más apropiadas a la duración de los productos.
- Medición del flujo de materiales, que permita el cruce de insumos para que un proceso pueda utilizar los residuos de otros.
- Revisar los marcos regulatorios para clasificar adecuadamente la basura y separar los residuos que sean reutilizables.
- Invertir en innovación y tecnología para el desarrollo de infraestructuras productivas eficientes y generar incentivos para la economía verde.
¿Qué ganamos?
El cambio de conciencia que se genera nos lleva de ser consumidores a ser verdaderos ciudadanos, responsables por nuestro bienestar ambiental. Para lograrlo, debemos empezar por cambiar nuestros patrones de consumo. Empezar a comprar solo lo que vamos a necesitar o utilizar. Tratar de reparar antes de tirar y comprar algo nuevo. Y todo puede comenzar simplemente con la separación de residuos en tu casa. Hacernos responsables de las consecuencias que todas nuestras acciones tienen. Reconocer que un producto no solo tiene valor económico, sino también valor social y ambiental.
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La economía circular en Europa
Estrategia Europa 2020
Es la agenda de crecimiento y empleo trazada por la Unión Europea para la década que finaliza en el 2020. Con ella, ha buscado superar las deficiencias estructurales en la economía de esta región a través de un crecimiento sostenible e integrador. Otra de sus bases importantes ha sido el fortalecimiento de la economía social a través de un mercado sostenible. El objetivo general se separa en objetivos nacionales, pero el logro final se conseguirá combinando medidas nacionales y europeas.
Entre sus puntos clave destaca el crecimiento sostenible a través del uso de la economía verde, un crecimiento dado por una gestión más eficaz de los recursos. Para eso ha desarrollado una iniciativa a nivel europeo y de las distintas naciones.
La economía circular en España
Datos proporcionados por la organización medioambiental que coordina el reciclaje de envases en España indican que se han reciclado 1.453.123 toneladas de envases. Pero también se hacen esfuerzos para el diseño ecológico de embalajes más sostenibles o su no uso, en caso de no ser necesarios.
Además, en España surgió TheCircularLab, el primer centro europeo de innovación en la materia. En su sede ubicada en Logroño, se hacen estudios de mejoramiento de envases, de su proceso de reciclado, así como desarrollos que faciliten el reciclaje en el hogar. A todo esto se le suma el desarrollo de plataformas digitales, basadas en inteligencia artificial, para mejorar todas las etapas del círculo económico verde.