Michael Jordan: El jugador

Michael Jordan

Michael Jordan ha sido, con prácticamente la unanimidad de toda la comunidad de baloncesto del mundo, el mejor jugador de la historia de este deporte. Con seis anillos de la NBA en su haber, además de múltiples títulos individuales, su leyenda continúa en nuestros días. Durante el tiempo que permaneció en activo, las casas de apuestas que se dedicaban a realizar todo tipo de pronósticos deportivos se encargaban de anticipar, de manera habitual, las victorias de los Chicago Bulls, el equipo en el que permaneció durante 13 temporadas y en el que forjó la leyenda actual.

En torno a su figura existen una gran cantidad de leyendas, anécdotas e historias que merece la pena conocer. La gran parte de ellas relacionadas con su carácter competitivo y por su afán de competir en todo tipo de áreas, más allá del baloncesto, como se puede apreciar en el documental The Last Dance, en Netflix. A continuación, una selección de algunas de las más relevantes con las que todo amante del baloncesto disfrutará.

Su primera retirada y los rumores de sanción

A lo largo de toda su carrera, Michael Jordan llegó a anunciar su retirada hasta en tres ocasiones: 1993, 1999 y 2003. La primera de ellas es una de las que causó una mayor cantidad de teorías en torno a una posible conspiración alrededor del jugador. Diferentes medios especializados y periodistas del sector afirmaron que la muerte del padre del jugador en el año 1993 estaba relacionada con la adicción al juego del hijo.

Una hipótesis que se asentaba en que el jugador anunciara su retirada al final de la campaña de ese mismo año. Para algunos expertos, esta decisión no era más que una forma de cubrir una sanción por parte de David Stern, Comisario de la NBA, por los problemas de adicción al juego del jugador. Sin embargo, tal versión nunca llegó a afirmarse por parte de ninguna de las partes implicadas.

Apuestas en el avión del equipo

La actitud que Michael Jordan demostraba en la pista, imprimiendo una gran competitividad en todas las acciones, se trasladaba al tiempo libre que el jugador tenía una vez concluían sus compromisos profesionales pero seguía compartiendo espacio con sus compañeros de equipo. Una de las situaciones más habituales en las que se podía constatar esta habitual actitud del jugador era en los vuelos privados que los Chicago Bulls tenían que coger para trasladarse a lo largo de todo el país a disputar sus partidos.

Diferentes medios de comunicación publicaron diversas fotografías en las que se observa a Michael Jordan, Scottie Pippen y Ron Harper jugando a las cartas sobre un tapete de casino presentado al milímetro. Estas partidas se desarrollaban en la parte trasera del avión, el lugar en el que se apostaba una mayor cantidad de dinero en cada jugada.

Cuando Michael Jordan se enteró que en el parte delantera también se disputaban apuestas, pero de una cantidad muy inferior, no tardó en acercarse a ellas. El objetivo no era el de ganar importantes sumas de dinero. Sino el de poder demostrar a sus compañeros que era capaz de guardarse el dinero de los mismos en su propio bolsillo.

Competitividad en cualquier escenario

La competitividad de Jordan deslumbraba porque era capaz de retar a cualquiera en cualquier momento. Ser el primero en todo era una de sus grandes motivaciones, también una de las píldoras que le ayudaban a mantenerse siempre preparado para asumir nuevos retos.

Mucho antes de que los Chicago Bulls comenzaran a utilizar aviones privados, los jugadores debían esperar a que las maletas saliesen por las clásicas cintas transportadoras de maletas, con la correspondiente espera. Michael Jordan, en el aeropuerto de Portland, decidió apostar con nueve de sus compañeros que sus maletas iban a salir las primeras. Todos decidieron apostar la atrevida afirmación del jugador. Y, efectivamente, instantes después, sus maletas salieron las primeras.

Sin embargo, lo que no contó a nadie fue que previamente había sobornado al responsable de los equipajes para que su maleta fuera la primera en salir.

El golf

Charles Barkley, otro de los jugadores de baloncesto más míticos de la historia, también contó diferentes anécdotas en torno a la capacidad de apostar de Michael Jordan. Concretamente, relató una situación en la que mientras él y otros miembros del club de fútbol jugaban cada hoyo por valor de $100.

Michael Jordan aceptó participar subiendo su apuesta por $100.000 en los hoyos normales. En el hoyo especial, el valor del mismo alcanzaba los $300.000.

Estos solamente cuatro de los innumerables ejemplos que podemos encontrar en una de las mentes más competitivas que podemos encontrar en el ámbito del baloncesto. Una sucesión de actitudes que demuestran cómo se ha ido forjando una de las grandes leyendas del deporte mundial, convertido en un icono en todo el planeta y una de las figuras más queridas y buscadas por marcas de todo el mundo.

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