Para muchas personas, «el dinero es el motor que mueve el mundo». Y, aunque no estemos de acuerdo con esa frase como filosofía de vida, definitivamente, la economía es fundamental para el progreso de un país. Más en un mundo globalizado e interconectado, en el que las relaciones comerciales entre países son cada vez más numerosas y necesarias. Por eso, se supone que las relaciones comerciales que se establecen deben ser beneficiosas para los países involucrados.
Sin embargo, ese beneficio se mantiene hasta que se rompe el equilibrio, cuando uno de los países, para proteger su economía, establece trabas a la importación. Los países afectados pueden responder de la misma forma, con lo cual se puede iniciar una guerra comercial. Las guerras comerciales han existido desde que se inició el comercio internacional y siguen teniendo repercusiones importantes a día de hoy.
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Primero, un ejemplo de lo que es el libre comercio
El libre comercio es la facilidad que se otorga a la comercialización de bienes y servicios entre países. Generalmente se maneja a través de tratados, en los que se establecen las condiciones que benefician a las partes. Los países llegarán a acuerdos para comerciar aquellos bienes en los que tienen mayores ventajas comparativas. Es decir, que pueda producir el bien o el servicio a un costo de oportunidad menor que sus competidores.
Un buen ejemplo para ilustrar el libre comercio es la producción de móviles. Una fábrica estadounidense está en capacidad de ensamblar teléfonos más rápido que una fábrica China, lo que le otorga ventajas competitivas. Además, la fábrica americana tiene la capacidad de fabricar también los componentes del teléfono, que representa un valor mucho mayor que el ensamblaje. Si invierte todo su tiempo y esfuerzo en la fabricación de partes, su ventaja competitiva será aún mayor. Por su parte, los asiáticos podrán especializarse en el ensamblaje de los móviles y ofrecérselo a los americanos, estableciendo una relación ganar-ganar.
Se establece, así, un tratado de libre comercio para la producción de móviles, que será beneficioso para los países involucrados y para los usuarios, pues se pueden reducir costos.
Las «armas» que se usan en las guerras comerciales
Varios mecanismos buscan equilibrar la economía interna de un país, con lo cual pueden desatar una guerra comercial. El más conocido es la imposición de aranceles a las importaciones para favorecer el consumo de productos internos. Esto se puede lograr también con los subsidios a los productores, una forma artificial para lograr bajar los costos de producción y aumentar la competitividad de un producto. Además, existen barreras no arancelarias, como el manejo de cuotas de importación, la prohibición total de importación de un producto o el establecimiento de barreras burocráticas.
¿Qué motivos han desatado guerras comerciales?
Generalmente, las guerras comerciales se inician por razones económicas. Sin embargo, pueden ser usadas también como arma política. Por ejemplo, como forma de presión económica para la resolución de un conflicto político o simplemente para ganar votos, como forma de propaganda política interna.
Guerras comerciales «en pleno desarrollo»
¿La más reciente? La activación de la Ley Helms-Burton
El pasado 2 de mayo, los Estados Unidos anunciaron la activación del título III de la Ley Helms-Burton, también conocida como Ley Libertad. Esta controversial ley fue puesta en vigor en 1996 por el entonces presidente Bill Clinton. El título en cuestión les permite a estadounidenses y cubanos nacionalizados presentar demandas por bienes incautados por el gobierno cubano después de la revolución de 1959. En su momento, el título no fue aplicado por las reacciones que produjo en la Unión Europea y Canadá, con grandes intereses económicos en la isla.
Dos son las razones principales que tuvo la administración Trump para activarla. Por un lado, lograr el apoyo de los cubanos de la Florida para su reelección en el 2020. Por otro lado, presionar económicamente al gobierno de Cuba para que cese su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, las reacciones no han tardado en producirse. La Unión Europea ha manifestado su inconformidad por tratarse de la «aplicación extraterritorial de medidas restrictivas unilaterales contrarias al derecho internacional». Además, ha amenazado con reactivar las denuncias que había congelado ante la Organización Mundial del Comercio en contra de los Estados Unidos.
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Estados Unidos versus…
China, México, India; aranceles al acero y al aluminio; a los coches europeos… La administración Trump se ha caracterizado por un manejo agresivo de su economía interna y externa. Y es que esa es la mentalidad del presidente estadounidense, «cuando un país (Estados Unidos) está perdiendo muchos miles de millones de dólares en comercio con prácticamente todos los países con los que tiene negocios, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar».
El año 2018 fue el anuncio del aumento de los aranceles de importación al aluminio y al acero; 10% y 25%, respectivamente. Estados Unidos es el mayor importador de acero del mundo, por lo que el anuncio disparó todas las alarmas sobre el posible inicio de un guerra comercial. Sin embargo, recientemente, decidió la supresión de dichos aranceles a México y Canadá. Parte de la guerra comercial y los acuerdos con México están relacionados con la migración centroamericana hacia Estados Unidos pasando por México. Si el país azteca no logra frenar la migración hacia su vecino del norte, le podrían ser impuestos nuevamente los aranceles a sus productos.
La guerra con China merece un capítulo aparte. Se inició con el veto a la compañía Huawei, a quienes acusaron de espionaje y consideraron «una amenaza a la seguridad nacional». Aunque el veto se prorrogó para entrar en vigor en agosto, China no se quedó atrás y también impuso nuevos aranceles a productos estadounidenses.
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La guerra comercial con India surge por la supresión de los privilegios que este país mantenía para la exportación de productos a Estados Unidos sin pago de aranceles. En respuesta, la India aumentó también los aranceles a 28 productos estadounidenses.
Un ejemplo más
El acuerdo de libre comercio que existe entre Egipto y Turquía podría llegar a su fin y desatar una guerra comercial entre estos dos países, originada en motivos políticos. Un acuerdo que había sido altamente beneficioso para ambos está a punto de romperse. ¿El motivo? La protección que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, les dio a los líderes de los Hermanos Musulmanes que huyeron del golpe de estado en Egipto.