Frecuentemente asociamos la palabra «natural» con la palabra «ecológico» y nada más lejos de la verdad. Que un producto sea de origen natural solo indica que su materia prima no ha sido sintetizada en una industria. Pero eso no descarta que para su producción «natural» los procesos no sean tan «ecológicos».
Uno de los ejemplos más emblemáticos es el algodón. Existe la creencia generalizada de que cualquier producto hecho con esta fibra no va a producir reacciones adversas al usarlo porque es natural… ¡pero produce un gran daño ambiental durante su producción y fabricación de las prendas!
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La producción de algodón
Se estima que la producción de esta fibra a nivel mundial para este 2019 estará ubicada en algo más de 26 millones de toneladas. Son datos aportados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que considera una disminución cercana al 3% con respecto a años anteriores. Los países con mayor producción son India, China, Estados Unidos, Brasil y Pakistán; a nivel europeo destacan España, Grecia e Italia. Entre las provincias españolas, Andalucía produce el 99,9% del producto a nivel nacional.
Requerimientos de la producción de algodón por métodos convencionales
- Requerimientos de clima. Son plantas que requieren mucho sol, ya que se trata de un cultivo de zonas cálidas. Las temperaturas deben ser elevadas, en un promedio de 28 °C y no soporta heladas.
- Requerimientos de suelo. Estas plantas requieren suelos profundos y permeables para un buen desarrollo de las raíces. Son tolerantes a la salinidad, pero se ven afectadas por exceso de nitrógeno o compactación del suelo.
- Requerimientos de riego. Este cultivo es uno de los que tiene mayores requerimientos de agua, sobre todo porque se realiza en los meses de verano.
- Requerimientos de plaguicidas y herbicidas. El cultivo del algodón se ve afectado por gran cantidad de plagas y la invasión de malezas. Para su control, se pueden llegar a utilizar hasta 50 productos con diferente principio activo.
Impacto ambiental del cultivo de algodón
Un estudio llevado a cabo por la organización Made by utilizó seis variables para medir el impacto de la producción de diferentes fibras.
Estas variables incluyeron: emisión de gases de efecto invernadero, toxicidad en humanos, eco-toxicidad, consumo de energía, consumo de agua y tierra necesaria para los cultivos. Con estos resultados construyeron un ranking ambiental, desde la A hasta la E, de respeto por el medio ambiente. Sorprendentemente –o no–, el algodón cultivado por métodos convencionales se ubicó en las categorías D y E. Señalan que la ubicación específica depende de la procedencia, pero, en todo caso, llama la atención su pobre ranking en términos ambientales.
Desglosando el impacto ambiental de este cultivo
La huella hídrica, es decir, el consumo de agua requerido para la fabricación de una camiseta de algodón de 250 gr es de 2.900 litros. Por su parte, un pantalón vaquero de 1 kg requiere cerca de 11.800 litros de agua.
Estos valores incluyen el cultivo de la cantidad de materia prima necesaria así como los procesos de confección. Pero, es eso ¿mucho o poco? Juzgue usted mismo.
En valores medios, 1.230 litros provienen de agua de riego, 1.110 litros provienen de agua de lluvia y 600 litros quedan como agua residual contaminada. Como se puede ver, la mayor proporción de agua que se usa es de riego y el cultivo ocurre mayormente en países en los que el agua es escasa. A esto se le suma la proporción considerable de aguas residuales.
Uso de agroquímicos y de transgénicos
El uso de herbicidas, fungicidas, plaguicidas y fertilizantes es otro de los factores de mayor impacto ambiental con respecto a este cultivo. A esto se une la ocupación de grandes extensiones de terreno con monocultivos que lleva a la pérdida de diversidad de posibles agentes biocontroladores. Más recientemente se han desarrollado plantas transgénicas para el control de plagas. El problema es que la introducción de un gen de toxicidad contra insectos plaga está acabando también con otros insectos biocontroladores naturales.
Otros factores más crípticos
Para nuestro pesar, existen otros factores que producen una mayor huella de carbono asociados a una prenda de algodón. Si se considera la emisión de CO2 desde que se planta hasta que la prenda se convierte en residuo, los valores pueden sorprendernos. La mayor emisión está asociada a los hábitos del usuario relacionados con su aseo y con sus prácticas de lavado.
Esto quiere decir que el mayor gasto de energía, y por tanto mayor huella ecológica, se hace en el lavado y secado de la ropa. Un cálculo de las emisiones de carbono durante el ciclo de vida de una prenda señala lo siguiente:
- 20% de la emisión ocurre durante la producción de la materia prima
- 9% de la emisión ocurre durante el proceso de fabricación
- 2% de la emisión ocurre durante el transporte
- 60% de la emisión ocurre por su uso cotidiano
¿Es el algodón ecológico la solución?
El algodón ecológico u orgánico está producido sin el uso de plaguicidas, herbicidas o fertilizantes químicos. Además, no se blanquea antes del teñido. Esto quiere decir que no se utilizan otros químicos adicionales como cloro, peróxido de hidrógeno, dioxina y formaldehído.
El teñido con colorantes naturales también elimina el uso de metales pesados. El único inconveniente sigue siendo la necesidad de grandes cantidades de agua para su cultivo. Sin embargo, sigue siendo la fibra con menores emisiones de CO2 durante su producción y elaboración de prendas.
A pesar del menor daño que le produce al ambiente, el cultivo de algodón ecológico representa únicamente el 1% de la producción mundial. Sin embargo, usar una prenda elaborada a partir de algodón orgánico certificado representa un compromiso social y con el medio ambiente.
Ayudamos a preservar la salud de los productores y se les paga un precio justo por su trabajo. Además, se preservan los recursos naturales y los ecosistemas y obtenemos productos más saludables para los nuestros.