El culto a la personalidad es un concepto acuñado por Nikita Khrushchev, secretario general del partido comunista ruso, en 1956, y se refiere a la adulación sistemática a un líder, en especial a un jefe de Estado, quien termina convertido en dictador o autócrata.
Khrushchev pronunció entonces su discurso acerca del Culto a la Personalidad y sus Consecuencias desde el cual expuso los crímenes de Josef Stalin, a quien llamaban “Padre de los pueblos”, y a quien él mismo acompañó a lo largo de su dilatada historia de crueldades y asesinatos hacia la población.
Ese informe secreto, leído junto con el testamento de Stalin, sacudió los cimientos del Kremlin en plena época de la guerra fría. Es un momento clave para la Revolución Rusa, el régimen de Stalin tenía 20 años en el poder y había sido sepultado tres años antes.
Aunque ese discurso marca la creación del término, la historia de la humanidad estima que este tipo de personalidades ha existido y se ha desarrollado desde la época de los faraones egipcios y del Imperio romano (46 a. C.), en la personalidad del César (46 a.C.), por ejemplo.
Nikita Khrushchev dijo, entre otras cosas, al comité del partido: “…se trata de cómo el culto de la persona de Stalin fue creciendo gradualmente; ese culto que en determinado momento se convirtió en la fuente de toda una serie de perversiones unánimemente graves y serias de los principios del partido, de la democracia del partido…”.
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El culto a la personalidad en contexto
El culto a la personalidad se da en el ámbito de la política. Nació en el siglo XX y cobró vidas en el comunismo, el fascismo, el estalinismo y el nazismo. En años recientes, varias democracias lo han visto renacer entre sus caudillos.
Considerado un complejo fenómeno social, se dice que se evidencia también en la pública exageración de los atributos reales de alguna autoridad y raya en su conversión en deidad o fetiche.
Uno de los fundamentos teóricos del concepto se evidencia en la manera en que la historia resalta, en su visión más idealista, que sus caminos los determinan la voluntad de personas consideradas como importantes, ideólogos o caudillos, y generalmente militares.
Este enfoque permite separarle del marxismo-leninismo y el socialismo, corrientes que se consideran cercanas a las masas, al pueblo, aunque en sus filas, podemos encontrar a personajes que han sido objeto del culto a la personalidad, como el mismo Stalin.
Una de las premisas que se presta a ambigüedad cuando se habla del culto a la personalidad en un jefe de Estado particular es si él mismo lo promueve o si, por el contrario, sus más cercanos colaboradores lo propician, como manera de desprestigiarlo.
Los defensores de Stalin argumentaron que eran sus enemigos quienes habían tomado control del partido y hacían ver que era Stalin quien tomaba decisiones sobre su imagen y, peor aún, sobre los asesinatos hasta dentro del mismo partido.
Argumentaban que Stalin era una persona de gustos sencillos y que rechazó honores y condecoraciones, y que, por su parte, fue Kruschev quien acuñó el término marxista-leninista-estalinista para describir a su constitución; lo cierto es que por los crímenes, nomenclaturas aparte, fue una época de terror para los habitantes del imperio ruso.
¿Cómo reconocer si existe culto a la personalidad?
Características del culto a la personalidad:
- El líder se convierte en referente de una religión secular.
- El culpable de lo que pasa, siempre es “un otro”.
- Se persigue a esos falsos culpables.
- El líder, generalmente, es carismático.
- Todos los logros o avances se le atribuyen de manera personal al líder.
- Se exige completa devoción al líder, se nula y persigue a los críticos.
- La propaganda del líder, con su imagen y pensamiento ocupa todas las esferas públicas.
- El sistema creado alrededor de la imagen del líder busca la universalidad.
- Desaparecen otros referentes de liderazgo o autoridad en el panorama público.
Medidas que refuerzan el culto a la personalidad:
- Fotografías omnipresentes del líder en: vallas, oficinas gubernamentales, escuelas, institutos hospitalarios, aeropuertos, calles, obras públicas, etc.
- Museos sobre su figura, historia o sus familiares.
- Estatuas, pinturas, murales y otras representaciones artísticas.
- Biografías y libros escritos en vida del líder, para ensalzarlo.
- Títulos que exaltan y magnifican a la persona: comandante eterno, duque, supremo líder, padre de los pueblos, etc.
- Películas, videos y exaltaciones de su personalidad presentados ante multitudes.
Figuras asociadas al culto a la personalidad:
- Josef Stalin (1878- 1953): Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Actuó con el apoyo del partido comunista de la URSS.
- Benito Mussolini (1883-1845): Italia. Actuó de la mano del partido Fascista Republicano.
- Josip Broz Tito (1892- 1980): Yugoslavia, actual Croacia. Actuó con la venia de la Liga de Comunistas de Yugoslavia.
- Adolfo Hitler (1899-1945): Alemania. Actuó don el apoyo de los partidos del Partido Obrero Alemán (DAP), llamado posteriormente Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP).
- Kim Il Sung (1912 – 1994): Corea del Norte. Actuó al frente del Partido del Trabajo de Corea.
- Nicolás Ceasescu (1918 – 1989): Rumania. Actuó con el Partido Comunista Rumano.
- Robert Mugabe (1924): Zimbabue. Actuó con el apoyo de su partido Unión Nacional Africana de Zimbabue y el Frente patriótico (ZANU, por sus siglas en inglés).
- Fidel Castro (1926 – 2016): Cuba. Actuó al frente del partido Comunista de Cuba.
- Hosni Mubarak (1928): Egipto. Actuó con el apoyo del Partido Nacional Democrático.
- Saddam Husein (1937 – 2006): Irak. Actuó desde el partido Baaz Árabe Socialista en Irak.
- Muamar El Gadafi (1942 – 2011): Libia. Actuó con el apoyo de la Unión Socialista Árabe Libia.
- Daniel Ortega (1945): Nicaragua. Actúa con el apoyo de del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional.
- Hugo Chávez (1954 – 2013): Venezuela. Actuó desde la maquinaria del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
- Evo Morales (1959): Bolivia. Actúa desde su partido, Movimiento al Socialismo (MAS).
Libros sobre el culto a la personalidad:
Se consideran textos imprescindibles para el estudio del tema, los siguientes documentos:
- Los orígenes del totalitarismo, de Hannah Arendt.
- Stalin, la estrategia del terror, de Walter Laqueur.
- Ensayos sobre el fascismo, de Norberto Bobbio.
- Autobiografía de Federico Sánchez, de Jorge Semprún.
- El Informe secreto, de Nikita Kruschev.
Estaría faltando Juan Domingo Perón. Excelente artículo.