El racismo sigue siendo una realidad en el siglo XXI. A pesar de las crueles experiencias del pasado provocadas por el racismo, en la actualidad las ideas racistas siguen teniendo simpatizantes en el mundo.
Han resurgido, especialmente en Europa, partidos políticos con postulados abiertamente racistas. Las ideas que promueven que una raza es superior a otra se valen hoy de las redes sociales y de Internet para divulgarse con rapidez. Tienen más resonancia, suman partidarios que se podrían convertir en votantes.
El racismo en el siglo XXI se manifiesta en la vida cotidiana a través de ofensas, insultos, calificativos, chistes racistas, gestos y miradas hostiles. Otras expresiones de la discriminación racial son la negación del acceso a ciertos lugares, y evitar la interacción con el otro. En el ciberespacio el racismo se evidencia en el lenguaje y mensajes de odio, en muchos casos escudados en el anonimato. Estos mensajes ponen al límite la libertad de expresión y representan un desafío en el tema legal.
En la actualidad, se valoran la igualdad y la tolerancia, se promueve la lucha contra el racismo y la xenofobia, pero las manifestaciones racistas continúan sucediendo. Siguen ocurriendo porque la humanidad no se ha librado del temor al diferente, a lo desconocido, y del miedo a perder su seguridad. La diversidad se toma aún en el siglo XXI como una amenaza, no como un don, tal como decía Nelson Mandela.
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Racismo sutil
Las Naciones Unidas definen cuatro tipos de racismo, de los cuales el aversivo es el más característico del racismo en el siglo XXI.
- El racismo aversivo pretende igualdad de derechos y en apariencia condena los comportamientos racistas. En realidad, este tipo de racismo se expresa de forma sutil, tomando distancia con la otra persona, mostrando frialdad y falta de empatía hacia ella.
- El racista aversivo no expresa sus creencias de manera abierta, pero en su interior siente incomodidad, miedo y rechazo hacia quienes son diferentes. Es un racismo latente, silencioso, que se adapta al control social. La demostración pública de lo que en realidad se cree está limitada por las presiones sociales. Las reacciones se contienen por temor a ser señalado o sancionado por la sociedad que espera que no exista discriminación racial. Los racistas aversivos justifican la discriminación enfocándose en aspectos distintos a la raza para no ser tomados como personas prejuiciosas. Para evadir la censura en los ambientes antirracistas, el racista aversivo emplea formas indirectas para atribuirle inferioridad a la otra raza.
Lo cierto es que estos pensamientos y sentimientos se mantienen latentes, pero pueden revelarse de forma abierta y violenta. Sucedería si se presentan situaciones de conflicto, si el racista aversivo se siente amenazado porque cambian las condiciones de su entorno.
Otras formas de racismo en el siglo XXI son:
- La infra-humanización: considera que el grupo propio tiene una esencia humana superior a la de otros grupos étnicos. A estos se les juzga como menos humanos con base en atribuirles la ausencia o carencia de inteligencia, del lenguaje y de emociones humanas.
- Ontologización: es una forma de racismo que coloca a otros grupos étnicos como inferiores. Considera que las diferencias entre grupos humanos son culturales, pero también naturales. Los prejuicios hacen que se eviten los contactos y mezclas sociales. En este tipo de racismo subyace el mito de pureza racial y el miedo a la contaminación racial.
- Hetero-etnización: es una forma de racismo que le atribuye exageradas diferencias culturales a las otras razas. Al otro grupo étnico se le considera inferior por su cultura. Es una forma de encubrir los verdaderos prejuicios raciales.
Los diferentes tipos del racismo en el siglo XXI demuestran que este tiene capacidad de transformación y adaptación. Así logra ocultar creencias y actitudes que serían censuradas y dañarían la imagen de la persona en un contexto donde prevalece lo políticamente correcto.
El racismo gana terreno en la política
Algunos de los partidos políticos con postulados racistas y xenófobos que han ganado terreno en las preferencias electorales europeas son:
- El Partido de la Libertad: forma parte de la coalición que actualmente gobierna Austria. Se opone a la inmigración musulmana, y a que el país acepte más inmigrantes. Christian Schilcher, uno de los miembros del partido, ha comparado a los migrantes con ratas.
- Liga Norte: es parte de la coalición que está al frente del gobierno en Italia. El lema más reciente del partido es “Italia primero”. Si hace unos años manifestaba abiertamente su discriminación hacia los habitantes del sur del país, ahora lo hace contra los inmigrantes.
- Movimiento por una Hungría Mejor: miembros de este partido llegaron a solicitar que los habitantes de origen judío firmaran un registro especial. Según ellos, el recuento de judíos era necesario porque estas personas representaban un riesgo para la seguridad nacional.
- Partido Nacional Democrático Alemán: es el partido neonazi de Alemania, y como otros partidos ultraderechistas europeos se opone a la inmigración y tiene un discurso antieuropeo.
- Partido Popular Danés: es un partido nacionalista, rechaza la inmigración y la islamización.
- Partido Conservador Popular de Estonia: los líderes de este partido son abiertamente racistas y xenófobos. Lo dejan claro mediante gestos asociados al racismo en su país.
Dos políticos que han sido acusados de racistas y xenófobos y que ganaron la presidencia de sus países son Donald Trump (Estados Unidos) y Jair Bolsonaro (Brasil).
La faceta más trágica del racismo en el siglo XXI es el asesinato masivo perpetrado por supremacistas blancos. Recientemente, se ha vivido en Noruega con los crímenes de Anders Breivik; en Nueva Zelanda con los atentados realizados por Brenton Tarrant. Asimismo, en Estados Unidos, con los asesinatos que cometió Dylann Roof contra un grupo de afroamericanos congregados en una iglesia.
El racismo en el siglo XXI ha sido estudiado incluso por la Universidad de Harvard. Esta institución realizó un mapa de los países más racistas y los más tolerantes de Europa, empleando datos obtenidos entre 2002 y 2015.