Las redes sociales han modificado la forma de comunicarnos con el entorno y con los otros, han cambiado nuestras relaciones interpersonales.
Existen más de 3.400 millones de usuarios de redes sociales en todo el mundo, cerca del 50% de la población del planeta. Las cifras muestran el enorme impacto y alcance en la manera de expresarnos, de interactuar con empresas, gobiernos y líderes, y vincularnos con otras personas.
Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, Linkedin, WhatsApp, entre otros canales digitales, permiten la comunicación instantánea. Mediante el uso de computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes, podemos establecer contacto con otras personas dondequiera que nos encontremos. Es un cambio significativo con respecto al pasado, cuando no existía la tecnología para conectar con inmediatez a las personas.
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Redes sociales: Relaciones 2.0
Con las redes sociales se establecen relaciones virtuales, y es posible que se mantengan por largo de tiempo sin jamás trascender al cara a cara. Salvar las distancias es solo una de las características de este nuevo tipo de relación. La rapidez del contacto con todos los involucrados en la relación como generadores y receptores de información, es otro distintivo del trato vía redes sociales.
En las redes la gente ha encontrado espacio para expresar de manera más libre sus sentimientos y opiniones. Se propicia también el encuentro de personas con intereses comunes que se agrupan en comunidades virtuales que desarrollan identidades propias. Los miembros de las comunidades se ven reconocidos, fortalecen sus vínculos y sus usuarios más influyentes se erigen como líderes de opinión. Los mensajes, noticias y opiniones de los influencers se divulgan y multiplican a gran velocidad, haciéndose virales.
Las redes sociales modifican las relaciones interpersonales de forma positiva porque:
- Podemos comunicarnos de forma rápida y sin importar la distancia con familiares, amigos y conocidos.
- Es posible interactuar y establecer relación con personas que en el mundo real son inaccesibles.
- Permiten a las personas tímidas y de baja autoestima comunicarse con más facilidad.
- Podemos integrarnos a foros, comunidades y grupos virtuales según nuestros intereses.
- Permiten que las personas que viven en lugares apartados o tienen algún tipo de discapacidad que les impide moverse, se comuniquen y establezcan lazos con otros.
- Nos sentimos más desinhibidos para emitir opiniones y críticas.
- Facilitan la comunicación con nuestros pares en el trabajo tanto en el medio local como internacional.
Relaciones interpersonales en peligro
Así como tienen ventajas, las redes sociales también representan peligros para nuestras relaciones interpersonales.
Uno de los peligros es que se limiten o sustituyan las relaciones del mundo real por las que se mantienen a través de las redes. Este escenario implicaría el aislamiento y la ausencia de contacto físico real con otros individuos, y crearía problemas sociales, afectivos, y emocionales. La socialización se vería reducida o anulada y se afectaría el vínculo de apego que influye en la forma cómo nos relacionamos con otros.
Con el uso de las redes sociales perdemos parte de nuestra privacidad, estamos más expuestos. Al abrir una cuenta en una red y empezar a interactuar, debemos ser conscientes de la información que compartimos. Tenemos la posibilidad de activar filtros de seguridad y privacidad de cada red, pero lo más importante para resguardar la intimidad es gestionarlas con precaución.
Igualmente, debemos ser precavidos a la hora de interactuar, ya que podemos ser víctimas de engaño por parte de personas anónimas o con identidades falsas. Existen también personas que se dedican a crear conflictos y polémicas que podrían crear perturbaciones en nuestras comunidades virtuales y en nosotros mismos como individuos.
Otro de los peligros de las redes sociales es que podrían convertirse en una adicción. Las largas horas consultando o interactuando en las redes sociales nos roban tiempo de sueño y de concentración y productividad en el trabajo.
Vivir pegados a la computadora o al dispositivo móvil para constantemente saber qué dicen las redes, verificar y responder las notificaciones, supone un doble riesgo. Por un lado, perdemos la noción del tiempo, de las horas que pasamos en las redes. Por otra parte, nos ausentamos aunque estemos junto a otras personas en el mundo real. Nos sumergimos en el teléfono y no prestamos toda la atención a lo que se habla o está ocurriendo a nuestro alrededor.
El deseo de ser visible en las redes podría llevarnos a participar en múltiples comunidades y foros sin disponer del tiempo suficiente para ello. Podríamos caer en falta de compromiso, no perseverar, y en sentimientos de ansiedad y temor al fracaso.
El mal uso de las redes sociales podría llevarnos también a pretender que tenemos una personalidad distinta a la del mundo offline. Asumir actitudes y posturas falsas es un peligro, así como también idealizar la vida que reflejan nuestros contactos en las redes. Esta situación puede despertar envidia y generarnos ansiedad, tristeza y frustración.
Nuestras relaciones de trabajo corren asimismo el riesgo de verse afectadas por un adictivo manejo de las redes sociales. Si permanecemos conectados las 24 horas, todos los días, incluyendo fines de semana, compartiendo información laboral, molestaremos a nuestros compañeros, subordinados o jefes.
Jóvenes y redes sociales
El aumento del uso de las redes sociales puede hacer que los niños y jóvenes dejen de lado actividades en el mundo real. Los juegos y salidas con amigos podrían verse disminuidos. Asimismo, su participación en actividades formativas, culturales y deportivas.
El uso compulsivo de las redes puede implicar, sobre todo para niños y adolescentes, el temor a ser marginados y excluidos. El síndrome FOMO (fear of missing out), miedo a perderse algo, produce agobio y ansiedad. Nace del afán de compartir todo, participar en todas las opciones que ofrecen las redes, y sentirse aceptado en el mundo virtual.
Los jóvenes como parte de su desarrollo buscan reconocimiento y aceptación. En la realidad virtual buscarlos mediante los me gusta y número de seguidores, podría generar adicción a las redes sociales.
Si ya son dependientes del mundo digital, los jóvenes corren el riesgo de ser menos tolerantes a las frustraciones y a aburrirse fácilmente. Del mismo modo, podrían experimentar más dificultades para afrontar y dar respuesta a las situaciones conflictivas de la vida real.
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