Las ciudades han sido, desde siempre, el centro de desarrollo económico, expansión y progreso tecnológico y actividades culturales en todas sus expresiones. Las grandes ciudades presentan dificultades en cuanto a sobrepoblación, contaminación ambiental, inseguridad, y una larga lista.
Esta lista incluye problemas urbanos propios de esos espacios, a la par del sobreprecio de las viviendas, debido a la poca oferta y a la alta demanda.
Sin embargo, una curiosa experiencia están viviendo los habitantes de Glasgow, la mayor ciudad de Escocia, la tercera del Reino Unido, y la que figura como una de las primeras 20 economías de Europa.
Desde principios de los 90, Glasgow figura entre las ciudades más enfermas del Reino Unido, pues los problemas de salud pública que enfrenta la ubican como la urbe con la menor esperanza de vida de toda Europa occidental.
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Condicionantes asociados al efecto Glasgow
Actualmente, los Glaswegians, como se les conoce a los nacidos en Glasgow, sufren el conocido efecto Glasgow, el cual engloba una serie de condiciones que hacen de esta ciudad un verdadero caso de estudio.
Principalmente, desde el punto de vista sociológico y psicológico, el efecto Glasgow es utilizado para mencionar los problemas que presenta la ciudad, como son una alta incidencia de suicidios, especialmente de personas entre los 15 y 45 años de edad.
Los problemas de salud que sufre la población, también es otro factor que incide en la esperanza de vida. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, Glasgow es un ejemplo de inequidades en la salud.
Según datos de la OMS, un niño en el área privada de Calton, distrito de Glasgow, tenía una esperanza de vida promedio de 54 años, mientras que un niño de Lenzie, ubicada a 12 kilómetros de East Dunbartonshire, podría vivir hasta los 82 años.
La gente de Glasgow es poco saludable, según estudios comparativos realizados entre varias localidades de Escocia, lo cual determina otros factores como las muertes prematuras y los altos índices de suicidios.
Si se trata de una ciudad enferma para determinar el efecto Glasgow, valdría la pena mencionar cuáles son los principales flagelos que afectan a la población.
El efecto Glasgow se refleja en la cantidad de muertes por cirrosis hepática, por abuso de drogas, cáncer de pulmón, además de los altos índices de suicidios y homicidios:
- De acuerdo con varios estudios, esta ciudad de Escocia era la primera y aún conserva el sitial, en el consumo de heroína, droga que afecta el sistema nervioso central, las funciones mentales, la función cardíaca y el sistema respiratorio.
- Así mismo, el consumo de alcohol juega un papel importante en cuanto al riesgo de enfermedades, así que parte del efecto Glasgow se debe a la cantidad de bebida consumida por persona, por día, y los altos grados de alcohol de las bebidas que se ingieren.
- Otro factor que determina el efecto Glasgow es la dieta, pues en esa ciudad, solo uno de cada cinco habitantes consume la cantidad de verduras y frutas recomendadas por los entes gubernamentales. De hecho, hasta hace poco, el snack favorito de la mayoría de los habitantes de Glasgow de era una barra de chocolate y caramelo empanizada y frita.
El drama de vivir del pasado
Cuando Margaret Thatcher llegó al poder como primera ministra del Reino Unido, Glasgow tenía una economía pujante basada en la industria pesada, con presencia de fábricas y talleres. Sin embargo, con el tiempo, estas empresas dejaron de ser prósperas, así que abandonaron la ciudad para instalarse en otras zonas donde se garantizaba la mano de obra más barata.
Esta situación produjo altos índices de desempleo que dejó a un buen número de cabezas de familia sin la posibilidad de emplearse nuevamente, lo que deterioró el autoestima y la moral de los pobladores.
Sin duda, era el inicio de un círculo vicioso en el que la moral afectada por la falta de empleo inducía al consumo de drogas y alcohol, lo que a su vez trajo violencia, afectación de la familia y, en consecuencia, la aparición de las enfermedades referidas.
Este círculo vicioso ha prevalecido entre generaciones, lo que ha dejado a los jóvenes sin objetivo de vida, desarmados anímicamente, sumergidos en el estrés que conducen al consumo de alcohol y drogas.
Y como ocurre en todas las sociedades, los sectores más vulnerables son los que tienen menos poder económico, y es en esas capas sociales donde ocurre el mayor número de muertes prematuras y corta expectativa de vida.
Estudios científicos como parte de la solución
A pesar de toda esta situación, y de la convicción de que los problemas de salud que producen el efecto Glasgow tienen su origen en la pobreza, en el desbalance alimenticio y en el consumo de drogas y alcohol, existen causas profundas que deben descubrirse, identificarse y tratarse con el rigor científico que se merece.
Por otra parte, comparativamente, las encuestas de salud aplicadas en Inglaterra y Escocia sobre consumo de alcohol y cigarrillos, muestran que en Glasgow “no beben en exceso ni fuman más que los de Liverpool o Manchester”.
Pero, el abuso de drogas, específicamente de la heroína, así como los crímenes con cuchillo y suicidios son exponencialmente más frecuentes en Glasgow.
De allí las preguntas ¿Por qué? Y ¿Qué prevalece en los habitantes de Glasgow que despierta ese comportamiento?
Existen teorías que atribuyen al clima el efecto Glasgow, pues los inviernos fríos, la falta de sol, y en consecuencia de vitamina D pudieran estar asociados a estas conductas.
Por otra parte, existe una realidad palpable: Glasgow es una ciudad más pobre de lo que señalan los registros; mientras que otros le atribuyen a los Glaswegians su excesiva alienación.
Quienes tienen en sus manos el diseño de políticas públicas enfrentan un dilema con el efecto Glasgow, pues para abordar el problema deben conocer el origen y plantear soluciones que incluyan desde los niños hasta los adultos, pasando por los jóvenes.
Por ahora, las regulaciones son estrictas en cuanto a la selección poco saludable de los Glaswegians, lo que ha ubicado al país como pionero en el cumplimiento de las normas de salud pública.
Glasgow fue la primera ciudad en Gran Bretaña con prohibición de fumar en los espacios públicos, y se conduce hacia la meta de establecer un precio unitario para el alcohol.