Pericles fue un político, abogado y orador, que nació en Colargos, al norte de Atenas, en el año 495 a.C.
Cuando tenía 25 años, comenzó su carrera política, al unirse al partido democrático de Efialtes en el año 470 a.C. Tomando la dirección del partido, cuando fue asesinado Efialtes, logró que la Asamblea de Atenas aprobara un conjunto de reformas que acentuaban el carácter democrático del Estado ateniense.
En el año 463 a.C. Pericles acusó a Cimón, el líder de la facción conservadora, por su negligencia en la defensa de los intereses de Atenas en Macedonia. Con todos sus aportes, en el 461 a.C., ya estaba consolidado como el líder del partido democrático y fue un factor importante en el destierro de Cimón.
Luego del ostracismo de Cimón, el líder del partido democrático se convirtió en el indiscutible Gobernante de Atenas. Posición que ostentaría, casi ininterrumpidamente hasta su muerte. Tal era el reconocimiento que le otorgaban la mayoría de los atenienses, por su patriotismo, sagacidad, honradez y elocuencia.
Como Jefe Militar consolidó la posición hegemónica de Atenas en la Liga de Delos, que era la confederación organizada para luchar contra los persas. Aprovechando esta posición, utilizó los tesoros de la Liga para construir la Acrópolis de Atenas.
Durante la Primera Guerra del Peloponeso, hizo sus primeras expediciones militares, atacando a Sición y Acarnania, en el 454 a.C. En el 447 a.C., participó en la Campaña, por la que más se le admira, para la expulsión de los bárbaros de la península tracia de Gallípolli.
Tucídides, el nuevo líder conservador, luego del destierro de Cimón, acusó a Pericles de derrochar el dinero público. A lo que éste respondió, que si era necesario, reembolsaría lo gastado con su propio dinero. Su propuesta fue muy aplaudida por la Asamblea Ateniense y luego de esta derrota, Tucídides fue condenado al ostracismo por 10 años, en el 442 a.C.
Lo que convirtió, de nuevo, a Pericles en el líder político sin rival de Atenas y fue reelegido, una vez más, para el puesto de “Strategos” (General), único cargo que ocupó oficialmente.
Pericles murió, a causa de la peste que asoló a Atenas, en el año 429 a.C.
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La Guerra contra Samos
La Guerra contra Samos fue el último evento militar significativo previo a la Guerra del Peloponeso.
En el 440 a.C. Samos estaba en guerra con Mileto por el control de Priene, una ciudad antigua de Jonia. Como Mileto estaba perdiendo la guerra, le pidió ayuda a Atenas, por lo que ésta ordenó a las dos partes detener las hostilidades, a lo que Samos se negó.
En respuesta, el “Strategos” envió una expedición a Samos, y con su flota naval los derrotó obligándolos a rendirse tras ocho meses de batalla. El largo período de lucha provocó un gran descontento en los marinos atenienses, lo que originó una revuelta en Bizancio.
Pues al Atenas, someter a la isla de Samos en 440 a.C. había enturbiado las relaciones con Esparta, lo que condujo a la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.).
La Guerra del Peloponeso
Muchos historiadores culpan a Pericles y a los atenienses por incitar a la guerra, al querer imponer sus tácticas con arrogancia y por su amor a la confrontación.
Pero la verdadera causa era una lucha de poder, entre el poderío creciente de Atenas y la antigua hegemonía de Esparta.
Preludio de la Guerra
Antes de comenzar la Guerra del Peloponeso, Pericles dictó el Decreto de Mégara, un conjunto de sanciones económicas impuestas por Atenas a Mégara en 433 a.C.
Estas medidas prohibían a los mercaderes de Mégara, el acceso a todos los mercados atenienses y de sus aliados, algo parecido a un embargo económico moderno.
Tampoco podían utilizar los puertos de Atenas y esta prohibición, estranguló la economía de Mégara, lo que amenazó la paz entre Atenas y Esparta, quien era aliada de Mégara.
Primer año de la guerra o Guerra Arquidámica
El primer año de la guerra se conoce como la Guerra Arquidámica, por el rey de Esparta, Arquidamo II, quien dirigió las invasiones peloponesias a Ática. Este conflicto duró diez años y tuvo cuatro fases:
- La guerra defensiva, hasta la muerte de Pericles.
- La guerra ofensiva de Atenas luego de su muerte.
- La ocupación ateniense de Pilos y Esfacteria.
- La paz del 421 a. C. lograda por el nuevo “Strategos” ateniense Nicias.
En el 431 a.C. Arquidamo II, envió una delegación a Atenas exigiendo que se plegaran a las exigencias espartanas. Pero la delegación no fue admitida en Atenas, pues la Asamblea ateniense había promulgado un decreto que prohibía negociar con el enemigo, si presionaba con las armas.
Pericles, consciente de que la estrategia de Esparta era invadir y saquear, organizó que la población se refugiara en los “Muros Largos” de Atenas. Desde allí, contemplaron los destrozos realizados por los peloponesios a sus viñedos, trigales y olivares.
En el otoño de ese año, Pericles dio su discurso fúnebre en honor a los soldados que murieron en el primer año de la guerra.
Últimas acciones militares de Pericles
El ejército de Esparta saqueó Ática por segunda vez, en el 430 a.C., pero el “Strategos” no cedió y rechazó revisar su estrategia inicial. Él estaba claro, y sabía que no deseaba un enfrentamiento con el ejército espartano en una batalla a campo abierto.
Por ello, volvió a dirigir una expedición naval para saquear la costa del Peloponeso, esta vez, llevándose con él, cien naves atenienses.
La estrategia de Pericles de evitar los enfrentamientos terrestres para librar combates en el mar, donde su flota era invencible, fue sumamente efectiva en los primeros años de la guerra.
La Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) terminó con la hegemonía de Atenas, pero el “Strategos” no pudo verlo.
La Muerte de Pericles
En el verano del 430 a.C. se desencadenó una epidemia que exterminó a los atenienses. Pericles fue testigo de la muerte de sus dos hijos legítimos, Jantipo y Paralos, nacidos de su primera esposa, en un plazo de cuatro días, a causa de la epidemia.
En el otoño del 429 a.C., Pericles también cayó víctima de la epidemia de peste y antes de su muerte, sus amigos le enumeraron sus virtudes y le recordaron sus trofeos militares.
Muchos pensaron que su muerte fue un desastre para Atenas, pues sólo vivió los primeros dos años y medio de la Guerra del Peloponeso.